jueves, 11 de mayo de 2017

Adicción a las nuevas tecnologías

Adicción a las nuevas tecnologías

¿Qué son?
Son conductas adictivas (sin sustancia), por lo que se entran dentro del grupo de lo que se denominan adicciones psicológicas o no químicas.
Pueden ser activas (videojuegos, internet) o pasivas (televisión).
Descripción
Pone de relieve que existen, potencialmente, sujetos cuya conducta con Internet, u otros medios tecnológicos, es cuando menos preocupante por el uso excesivo que pueden hacer de ellos. Este tipo de conductas repetitivas tiene en común que resultan placenteras en la primera fase, pero después no pueden ser controladas por el sujeto. Al igual que ocurre con otras adicciones, el sujeto acabará efectuando dicha conducta ya no tanto por la búsqueda de gratificación, sino por reducir el nivel de ansiedad que les produce el hecho de no realizarla. Estaríamos, pues, hablando de una adicción en toda regla, la diferencia es que no estaríamos delante una adicción química (opiáceos, nicotina, alcohol, etc...) sino ante una adicción de carácter psicológico. Ambas, desgraciadamente, suelen manifestarse conjuntamente en muchos de los afectados.
En el caso de los adictos a las tecnologías, una actividad concreta se convierte en lo más importante de su vida, apoderándose de sus sentimientos, conducta y pensamientos. Y, como todo adicto, también llega a experimentar síndrome de abstinencia.
El problema reside en que los cambios físicos y psicológicos que se viven en la adolescencia convierten al joven en una persona más vulnerable a nivel emocional. Por esta razón, el adolescente puede buscar en ciertos momentos la seguridad que le falta dentro de sí mismo en las tecnologías.
Y es que, según varios estudios, el uso que hace el adolescente de Internet es relevante. Las horas de conexión son distintas según la edad, con la tendencia de las chicas a conectarse más que los chicos (Fundación Catalana per a la Recerca, 2004). Respecto al lugar donde llevan a cabo la conexión, la mayoría se conecta desde sus respectivos hogares (78’4%), de los cuales la mitad tienen su propio ordenador y línea telefónica personal con datos; el resto se conectan desde la escuela (26%), biblioteca (8%) o cibercafé (5 %). A través del chat, el 32% de los menores facilitan su teléfono, el 17% ha quedado físicamente con alguien y se han conocido personalmente a través de una cita y el 34% se han sentido incómodos en la red en alguna ocasión.


Síntomas
Colgados del teléfono móvil o internet,
Enganchados a los chats o al Messenger,
Pegados a la video consola… son algunas de las características que distinguen a los niños y adolescentes de nuestro tiempo y que, a simple vista, podrían pasar por meras herramientas que les distraen y entretienen. Sin embargo, cuando esas aficiones se convierten en adicción, es cuando comienzan a surgir los problemas.
Los jóvenes que se encuentran en situación de riesgo son aquellos que han crecido en un ambiente familiar poco propicio para su desarrollo o falto de un adecuado nivel comunicativo, suelen poseer una baja autoestima y tienden a huir de un mundo adulto que les resulta hostil, refugiándose en las nuevas tecnologías. A ello se une, en el caso de los adolescentes, el hecho de encontrarse en un periodo de cambios tanto físicos como emocionales.
La no aceptación de la propia imagen corporal, la baja autoestima, la inseguridad y otros factores, pueden hacer de las nuevas tecnologías un refugio ideal para que los adolescentes proyecten ante los otros una imagen "más ideal" o incluso "irreal" de sí mismo para hacerla más atractiva según los vigentes cánones sociales.
Un niño tímido por naturaleza puede encontrar en la "privacidad" del ciberespacio un medio para liberarse de las ansiedades que le producen las relaciones sociales diarias en contacto directo. En principio esta actividad, dentro de unos límites, no debería suponer nada pernicioso. La barrera de lo patológico se cruza cuando dicha conducta implica tanto al sujeto que conduce a dependencia. La persona reduce progresivamente su campo de intereses y sus obligaciones, de manera que la conducta adictiva termina por acaparar su vida y no existen otras actividades gratificantes fuera de la conducta motivo de adicción.
Control
Existen una serie de estrategias de prevención que padres y madres pueden aplicar para intentar minimizar estos factores de riesgo. Algunas de ellas son:

·        Restringir el uso de aparatos y pactar las horas de uso del ordenador, teléfono, consolas o internet.

·        Motivar la relación con otras personas: amigos, familia, grupos de ocio,...

·        Favorecer aficiones y actividades culturales: música, cine, lectura, museos,…

·        Estimular las actividades deportivas y en equipo.

·        Fomentar actividades grupales (por ejemplo, el voluntariado).

·        Activar la comunicación y el diálogo en la propia familia.

BIBLIOGRAFIA:


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